III
Ella sigue cambiando el ritmo de los tiempos,
y en su respiración
está inflamando el cielo.
Sexo. Sexo. Sexo.
Su sed me está alcanzando inexorable.
Cuando ella está esperándome
el mundo aún no existe.
Recién mañana
golpearán a mi puerta las crueldades.
Intruso, extraño, ajeno,
el hielo, seco y fino, me tocará
profundo, indiferente,
y sólo quedará un sentimiento vago,
ese abrazo casual, una foto guardada,
un perfume que el viento irá acallando.
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